Joyas

Este tipo de cuentas de trueque venecianas bicónicas son comúnmente denominadas “King beads” o también, localmente, como cuentas Gololo. Fueron fabricadas en talleres venecianos a partir de mediados del siglo XIX utilizando la técnica denominada “a la llama” (lamp work). Los artesanos fabricaron una importante variedad de cuentas de esta clase en las que sobre un cuerpo bicónico, generalmente de vidrio opaco de color negro, amarillo, verde o granate se distribuían decoración lineal en una atractiva decoración de colores. Estas cuentas alcanzaron una gran importancia en el comercio del oro en África Occidental durante el siglo XIX. Esta sarta incluye nueve cuentas King, una de ellas curiosamente con una forma más de barril (barrel) que bicónica, y como curiosidad, un antigua cuenta krobo que imita el modelo (central derecha).

La cuenta central mide 15mm de largo por 15mm de diámetro.

Usamos el término “cuentas de trueque” para referirnos a las cuentas de vidrio de fabricación europea que fueron utilizadas por los mercaderes y exploradores en el comercio africano desde el siglo XV y durante toda la expansión colonial en ese continente. La historia de las cuentas de trueque en África nos lleva al siglo XV y a la llegada a las costas occidentales de África de los primeros navegantes europeos, principalmente portugueses. Aquéllos descubrieron pronto la fascinación de las poblaciones locales por las cuentas y vieron en ello una oportunidad para el comercio. Entre las cuentas que cautivaron en mayor medida a estas poblaciones se encontraban las de vidrio ya que aún no se habían desarrollado localmente las técnicas necesarias para su elaboración. Ello llevó a una gran demanda local de las bellas y coloridas cuentas de vidrio ofrecidas por los europeos, tales como las cuentas millefiori o chevron venecianas y a que floreciera un gran comercio de trueque de aquéllas por mercancías tales como oro, maderas preciosas, marfil, etc. y que incluso llevó a que fuesen empleadas, tristemente, en el comercio de esclavos. La creciente demanda se mantuvo hasta bien entrado el siglo XX y relanzó centros de producción de en Europa, como Venecia, cuyas cuentas alcanzaron una enorme popularidad y que las hizo muy cotizadas.

La técnica de fabricación de cuentas “a la llama”, o más comúnmente referida como “lamp work”, es una de las principales técnicas de trabajo del vidrio. Las cuentas realizadas empleando esta técnica se fabricaban utilizando varas de vidrio que eran calentadas hasta temperaturas en torno a los 1000 ºC, mediante el uso antiguamente de lámparas alimentadas por aceite o sebo y hoy en día por sopletes, que eran enrolladas a una vara de acero cubierta de un material refractario que evitaba que el vidrio fundido se pegara al metal. Las cuentas así obtenidas podían ser decoradas posteriormente utilizando la misma técnica de lamp work mediante la aplicación en su superficie de secciones de varas de vidrio de diferentes colores para formar intrincados y multicolores patrones en una casi infinita variedad de diseños que hacía de cada cuenta un ejemplo único.

Este tipo de cuentas de trueque venecianas bicónicas son comúnmente denominadas “King beads” o también, localmente, como cuentas Gololo. Fueron fabricadas en talleres venecianos a partir de mediados del siglo XIX utilizando la técnica denominada “a la llama” (lamp work). Los artesanos fabricaron una importante variedad de cuentas de esta clase en las que sobre un cuerpo bicónico, generalmente de vidrio opaco de color negro, amarillo, verde o granate se distribuían decoración lineal en una atractiva decoración de colores. Estas cuentas alcanzaron una gran importancia en el comercio del oro en África.

La cuenta central mide 17mm de largo por 19mm de diámetro.

Usamos el término “cuentas de trueque” para referirnos a las cuentas de vidrio de fabricación europea que fueron utilizadas por los mercaderes y exploradores en el comercio africano desde el siglo XV y durante toda la expansión colonial en ese continente. La historia de las cuentas de trueque en África nos lleva al siglo XV y a la llegada a las costas occidentales de África de los primeros navegantes europeos, principalmente portugueses. Aquéllos descubrieron pronto la fascinación de las poblaciones locales por las cuentas y vieron en ello una oportunidad para el comercio. Entre las cuentas que cautivaron en mayor medida a estas poblaciones se encontraban las de vidrio ya que aún no se habían desarrollado localmente las técnicas necesarias para su elaboración. Ello llevó a una gran demanda local de las bellas y coloridas cuentas de vidrio ofrecidas por los europeos, tales como las cuentas millefiori o chevron venecianas y a que floreciera un gran comercio de trueque de aquéllas por mercancías tales como oro, maderas preciosas, marfil, etc. y que incluso llevó a que fuesen empleadas, tristemente, en el comercio de esclavos. La creciente demanda se mantuvo hasta bien entrado el siglo XX y relanzó centros de producción de en Europa, como Venecia, cuyas cuentas alcanzaron una enorme popularidad y que las hizo muy cotizadas.

La técnica de fabricación de cuentas “a la llama”, o más comúnmente referida como “lamp work”, es una de las principales técnicas de trabajo del vidrio. Las cuentas realizadas empleando esta técnica se fabricaban utilizando varas de vidrio que eran calentadas hasta temperaturas en torno a los 1000 ºC, mediante el uso antiguamente de lámparas alimentadas por aceite o sebo y hoy en día por sopletes, que eran enrolladas a una vara de acero cubierta de un material refractario que evitaba que el vidrio fundido se pegara al metal. Las cuentas así obtenidas podían ser decoradas posteriormente utilizando la misma técnica de lamp work mediante la aplicación en su superficie de secciones de varas de vidrio de diferentes colores para formar intrincados y multicolores patrones en una casi infinita variedad de diseños que hacía de cada cuenta un ejemplo único.

El modelo de estas cuarenta y dos cuentas de trueque venecianas de vidrio se encuentra sin duda entre las cuentas que alcanzaron una mayor popularidad en el comercio en el África Occidental. Se realizaron en los talleres venecianos desde mediados del siglo XIX hasta el primer tercio del siglo XX mediante la técnica denominada “a la llama” (lamp work). Su característica decoración a base de ojos blancos sobre fondo negro, si bien existen otras combinaciones, hace que se las catalogue entre las denominadas cuentas de “ojo” (eye beads). En el comercio africano solían ser referidas como  “black and white skunk”, literalmente, mofeta o zorrillo. En España se las conoce como “morunas” y se empleaban con cierta frecuencias en las composiciones y aderezos tradicionales de la la joyería charra salmantina.

Tamaño de la cuenta más grande 12mm de largo y 14mm de diámetro.

Usamos el término “cuentas de trueque” para referirnos a las cuentas de vidrio de fabricación europea que fueron utilizadas por los mercaderes y exploradores en el comercio africano desde el siglo XV y durante toda la expansión colonial en ese continente. La historia de las cuentas de trueque en África nos lleva al siglo XV y a la llegada a las costas occidentales de África de los primeros navegantes europeos, principalmente portugueses. Aquéllos descubrieron pronto la fascinación de las poblaciones locales por las cuentas y vieron en ello una oportunidad para el comercio. Entre las cuentas que cautivaron en mayor medida a estas poblaciones se encontraban las de vidrio ya que aún no se habían desarrollado localmente las técnicas necesarias para su elaboración. Ello llevó a una gran demanda local de las bellas y coloridas cuentas de vidrio ofrecidas por los europeos, tales como las cuentas millefiori o chevron venecianas y a que floreciera un gran comercio de trueque de aquéllas por mercancías tales como oro, maderas preciosas, marfil, etc. y que incluso llevó a que fuesen empleadas, tristemente, en el comercio de esclavos. La creciente demanda se mantuvo hasta bien entrado el siglo XX y relanzó centros de producción de en Europa, como Venecia, cuyas cuentas alcanzaron una enorme popularidad y que las hizo muy cotizadas.

Las cuentas de vidrio de “ojo” o “eye beads” tienen como característica su decoración con motivos circulares que recuerdan a ojos y que se realiza utilizando las técnicas “a la llama” (lamp work), mosaico o mediante inserciones (inset) practicadas en la superficie de la cuenta. Entre los mejores ejemplos de este tipo de cuentas se hallan las de cuentas islámicas con este motivo decorativo, principalmente en tonos azules y verdes, así como las cuentas venecianas con este motivo (skunk). La decoración puede ser un único ojo o varios distribuidos sobre la superficie de la cuenta. Los ojos pueden, a su vez, ser simples o concéntricos empleando varios tonos. En ocasiones esta decoración se combina con otras a base de trazos lineales, en zig-zag, florales, etc. Las cuentas de ojo han sido muy apreciadas durante siglos, y de hecho aún lo son, en las comunidades islámicas y africanas al considerarse poderosos amuletos contra el mal de ojo y atribuírseles importantes propiedades profilácticas y mágicas.

Fantástico conjunto de veintiocho cuentas de trueque venecianas realizadas mediante la técnica denominada “a la llama” (lamp work) comúnmente denominadas “Blue skunk”, literalmente, “zorrillo azul” y que se encuentran entre las más raras y antiguas de su clase al haberse empezado a fabricar muy a principios del siglo XIX.  Su característica decoración a base de ojos o lunares hace que se las catalogue entre las denominadas cuentas de “ojo” (eye beads). Estas cuentas en particular son especialmente valoradas por la dificultad que entrañaba su fabricación al requerir una gran destreza decorar cada uno de los “ojos” de color blanco con otro en relieve de color azul claro traslúcido que, además, hacía estas cuentas especialmente delicadas.

Tamaño de la cuenta más grande: 12mm (largo) y 14mm (diámetro).

Usamos el término “cuentas de trueque” para referirnos a las cuentas de vidrio de fabricación europea que fueron utilizadas por los mercaderes y exploradores en el comercio africano desde el siglo XV y durante toda la expansión colonial en ese continente. La historia de las cuentas de trueque en África nos lleva al siglo XV y a la llegada a las costas occidentales de África de los primeros navegantes europeos, principalmente portugueses. Aquéllos descubrieron pronto la fascinación de las poblaciones locales por las cuentas y vieron en ello una oportunidad para el comercio. Entre las cuentas que cautivaron en mayor medida a estas poblaciones se encontraban las de vidrio ya que aún no se habían desarrollado localmente las técnicas necesarias para su elaboración. Ello llevó a una gran demanda local de las bellas y coloridas cuentas de vidrio ofrecidas por los europeos, tales como las cuentas millefiori o chevron venecianas y a que floreciera un gran comercio de trueque de aquéllas por mercancías tales como oro, maderas preciosas, marfil, etc. y que incluso llevó a que fuesen empleadas, tristemente, en el comercio de esclavos. La creciente demanda se mantuvo hasta bien entrado el siglo XX y relanzó centros de producción de en Europa, como Venecia, cuyas cuentas alcanzaron una enorme popularidad y que las hizo muy cotizadas.

Las cuentas de vidrio de “ojo” o “eye beads” tienen como característica su decoración con motivos circulares que recuerdan a ojos y que se realiza utilizando las técnicas “a la llama” (lamp work), mosaico o mediante inserciones (inset) practicadas en la superficie de la cuenta. Entre los mejores ejemplos de este tipo de cuentas se hallan las de cuentas islámicas con este motivo decorativo, principalmente en tonos azules y verdes, así como las cuentas venecianas con este motivo (skunk). La decoración puede ser un único ojo o varios distribuidos sobre la superficie de la cuenta. Los ojos pueden, a su vez, ser simples o concéntricos empleando varios tonos. En ocasiones esta decoración se combina con otras a base de trazos lineales, en zig-zag, florales, etc. Las cuentas de ojo han sido muy apreciadas durante siglos, y de hecho aún lo son, en las comunidades islámicas y africanas al considerarse poderosos amuletos contra el mal de ojo y atribuírseles importantes propiedades profilácticas y mágicas.

Originalísimo conjunto de tres cuentas de vidrio venecianas de trueque fabricadas mediante la técnica denominada “a la llama” (lamp work) en la segunda mitad del siglo XIX. La decoración de estas cuentas lleva la categoría de las cuentas de ojo (eye beads) a su máxima expresión, donde multitud de pequeños lunares u ojos se solapan unos sobre otros para cubrir la superficie de la cuenta por completo. Este tipo de cuentas son con frecuencia denominadas en el comercio cuentas “End of the Day” (literalmente, “fin de jornada”) ya que al parecer eran creadas por los artesanos al finalizar su jornada diaria utilizando los sobrantes de la cuentas que había fabricado ese día. El resultado no puede ser más pop.

La cuenta más grande mide 17mm (largo) por 16mm (diámetro).

Usamos el término “cuentas de trueque” para referirnos a las cuentas de vidrio de fabricación europea que fueron utilizadas por los mercaderes y exploradores en el comercio africano desde el siglo XV y durante toda la expansión colonial en ese continente. La historia de las cuentas de trueque en África nos lleva al siglo XV y a la llegada a las costas occidentales de África de los primeros navegantes europeos, principalmente portugueses. Aquéllos descubrieron pronto la fascinación de las poblaciones locales por las cuentas y vieron en ello una oportunidad para el comercio. Entre las cuentas que cautivaron en mayor medida a estas poblaciones se encontraban las de vidrio ya que aún no se habían desarrollado localmente las técnicas necesarias para su elaboración. Ello llevó a una gran demanda local de las bellas y coloridas cuentas de vidrio ofrecidas por los europeos, tales como las cuentas millefiori o chevron venecianas y a que floreciera un gran comercio de trueque de aquéllas por mercancías tales como oro, maderas preciosas, marfil, etc. y que incluso llevó a que fuesen empleadas, tristemente, en el comercio de esclavos. La creciente demanda se mantuvo hasta bien entrado el siglo XX y relanzó centros de producción de en Europa, como Venecia, cuyas cuentas alcanzaron una enorme popularidad y que las hizo muy cotizadas.

Las cuentas de vidrio de “ojo” o “eye beads” tienen como característica su decoración con motivos circulares que recuerdan a ojos y que se realiza utilizando las técnicas “a la llama” (lamp work), mosaico o mediante inserciones (inset) practicadas en la superficie de la cuenta. Entre los mejores ejemplos de este tipo de cuentas se hallan las de cuentas islámicas con este motivo decorativo, principalmente en tonos azules y verdes, así como las cuentas venecianas con este motivo (skunk). La decoración puede ser un único ojo o varios distribuidos sobre la superficie de la cuenta. Los ojos pueden, a su vez, ser simples o concéntricos empleando varios tonos. En ocasiones esta decoración se combina con otras a base de trazos lineales, en zig-zag, florales, etc. Las cuentas de ojo han sido muy apreciadas durante siglos, y de hecho aún lo son, en las comunidades islámicas y africanas al considerarse poderosos amuletos contra el mal de ojo y atribuírseles importantes propiedades profilácticas y mágicas.

La técnica de fabricación de cuentas “a la llama”, o más comúnmente referida como “lamp work”, es una de las principales técnicas de trabajo del vidrio. Las cuentas realizadas empleando esta técnica se fabricaban utilizando varas de vidrio que eran calentadas hasta temperaturas en torno a los 1000 ºC, mediante el uso antiguamente de lámparas alimentadas por aceite o sebo y hoy en día por sopletes, que eran enrolladas a una vara de acero cubierta de un material refractario que evitaba que el vidrio fundido se pegara al metal. Las cuentas así obtenidas podían ser decoradas posteriormente utilizando la misma técnica de lamp work mediante la aplicación en su superficie de secciones de varas de vidrio de diferentes colores para formar intrincados y multicolores patrones en una casi infinita variedad de diseños que hacía de cada cuenta un ejemplo único.

Estas veintiuna cuentas de trueque venecianas de “ojo” (eye beads) de diversos colores y diseños son más comunes en el África Oriental que en la Occidental. Incluso así hemos logrado reunir esta sarta juntando piezas de diferentes formas y tamaño encontradas en Mali, Mauritania y Marruecos con un resultado encantador. Fabricadas mediante la técnica denominada “a la llama” (lamp work) en el siglo XIX y principios del siglo XX.

La cuenta central ovalada mide 18mm de largo por 10mm de diámetro.

Usamos el término “cuentas de trueque” para referirnos a las cuentas de vidrio de fabricación europea que fueron utilizadas por los mercaderes y exploradores en el comercio africano desde el siglo XV y durante toda la expansión colonial en ese continente. La historia de las cuentas de trueque en África nos lleva al siglo XV y a la llegada a las costas occidentales de África de los primeros navegantes europeos, principalmente portugueses. Aquéllos descubrieron pronto la fascinación de las poblaciones locales por las cuentas y vieron en ello una oportunidad para el comercio. Entre las cuentas que cautivaron en mayor medida a estas poblaciones se encontraban las de vidrio ya que aún no se habían desarrollado localmente las técnicas necesarias para su elaboración. Ello llevó a una gran demanda local de las bellas y coloridas cuentas de vidrio ofrecidas por los europeos, tales como las cuentas millefiori o chevron venecianas y a que floreciera un gran comercio de trueque de aquéllas por mercancías tales como oro, maderas preciosas, marfil, etc. y que incluso llevó a que fuesen empleadas, tristemente, en el comercio de esclavos. La creciente demanda se mantuvo hasta bien entrado el siglo XX y relanzó centros de producción de en Europa, como Venecia, cuyas cuentas alcanzaron una enorme popularidad y que las hizo muy cotizadas.

Las cuentas de vidrio de “ojo” o “eye beads” tienen como característica su decoración con motivos circulares que recuerdan a ojos y que se realiza utilizando las técnicas “a la llama” (lamp work), mosaico o mediante inserciones (inset) practicadas en la superficie de la cuenta. Entre los mejores ejemplos de este tipo de cuentas se hallan las de cuentas islámicas con este motivo decorativo, principalmente en tonos azules y verdes, así como las cuentas venecianas con este motivo (skunk). La decoración puede ser un único ojo o varios distribuidos sobre la superficie de la cuenta. Los ojos pueden, a su vez, ser simples o concéntricos empleando varios tonos. En ocasiones esta decoración se combina con otras a base de trazos lineales, en zig-zag, florales, etc. Las cuentas de ojo han sido muy apreciadas durante siglos, y de hecho aún lo son, en las comunidades islámicas y africanas al considerarse poderosos amuletos contra el mal de ojo y atribuírseles importantes propiedades profilácticas y mágicas.

La técnica de fabricación de cuentas “a la llama”, o más comúnmente referida como “lamp work”, es una de las principales técnicas de trabajo del vidrio. Las cuentas realizadas empleando esta técnica se fabricaban utilizando varas de vidrio que eran calentadas hasta temperaturas en torno a los 1000 ºC, mediante el uso antiguamente de lámparas alimentadas por aceite o sebo y hoy en día por sopletes, que eran enrolladas a una vara de acero cubierta de un material refractario que evitaba que el vidrio fundido se pegara al metal. Las cuentas así obtenidas podían ser decoradas posteriormente utilizando la misma técnica de lamp work mediante la aplicación en su superficie de secciones de varas de vidrio de diferentes colores para formar intrincados y multicolores patrones en una casi infinita variedad de diseños que hacía de cada cuenta un ejemplo único.

Elegante y original conjunto de dieciocho cuentas de vidrio venecianas de trueque de principios del siglo XX, fabricadas mediante la técnica denominada “a la llama” (lamp work) y para la que los artesanos se habrían inspirados en modelos de cuentas islámicas de los siglos VII al XII. El cuerpo de la cuenta es de vidrio negro decorado con una especie de cresta dentada de color blanco y que hace que en ocasiones sean referidas como “dogteeth” beads, literalmente, cuentas “dientes de perro”.

La cuenta más grande mide 10mm de largo por 10mm de diámetro.

Usamos el término “cuentas de trueque” para referirnos a las cuentas de vidrio de fabricación europea que fueron utilizadas por los mercaderes y exploradores en el comercio africano desde el siglo XV y durante toda la expansión colonial en ese continente. La historia de las cuentas de trueque en África nos lleva al siglo XV y a la llegada a las costas occidentales de África de los primeros navegantes europeos, principalmente portugueses. Aquéllos descubrieron pronto la fascinación de las poblaciones locales por las cuentas y vieron en ello una oportunidad para el comercio. Entre las cuentas que cautivaron en mayor medida a estas poblaciones se encontraban las de vidrio ya que aún no se habían desarrollado localmente las técnicas necesarias para su elaboración. Ello llevó a una gran demanda local de las bellas y coloridas cuentas de vidrio ofrecidas por los europeos, tales como las cuentas millefiori o chevron venecianas y a que floreciera un gran comercio de trueque de aquéllas por mercancías tales como oro, maderas preciosas, marfil, etc. y que incluso llevó a que fuesen empleadas, tristemente, en el comercio de esclavos. La creciente demanda se mantuvo hasta bien entrado el siglo XX y relanzó centros de producción de en Europa, como Venecia, cuyas cuentas alcanzaron una enorme popularidad y que las hizo muy cotizadas.

La técnica de fabricación de cuentas “a la llama”, o más comúnmente referida como “lamp work”, es una de las principales técnicas de trabajo del vidrio. Las cuentas realizadas empleando esta técnica se fabricaban utilizando varas de vidrio que eran calentadas hasta temperaturas en torno a los 1000 ºC, mediante el uso antiguamente de lámparas alimentadas por aceite o sebo y hoy en día por sopletes, que eran enrolladas a una vara de acero cubierta de un material refractario que evitaba que el vidrio fundido se pegara al metal. Las cuentas así obtenidas podían ser decoradas posteriormente utilizando la misma técnica de lamp work mediante la aplicación en su superficie de secciones de varas de vidrio de diferentes colores para formar intrincados y multicolores patrones en una casi infinita variedad de diseños que hacía de cada cuenta un ejemplo único.

Cuenta de trueque de vidrio veneciana de la primera mitad del siglo XIX, realizada mediante la técnica denominada “a la llama” (lamp work). Este tipo de cuentas se suele catalogar como perteneciente a la categoría de cuentas florales (fiorà o fiorate) debido a que su decoración recuerda a dichos motivos. En particular estas cuentas, con sus características decoración floral y en espiral, se denominan “Lewis & Clark” debido a que estos dos exploradores las llevaban en su famosa expedición que cruzo los Estados Unidos de costa a costa entre 1804 y 1806 para agasajar a los líderes tribales de los territorios que atravesaban.

Medidas: 27mm (largo), 13mm (diámetro).

Usamos el términos “cuentas de trueque” para referirnos a las cuentas de vidrio de fabricación europea que fueron utilizadas por los mercaderes y exploradores en el comercio africano desde el siglo XV y durante toda la expansión colonial en ese continente. La historia de las cuentas de trueque en África nos lleva al siglo XV y a la llegada a las costas occidentales de África de los primeros navegantes europeos, principalmente portugueses. Aquéllos descubrieron pronto la fascinación de las poblaciones locales por las cuentas y vieron en ello una oportunidad para el comercio. Entre las cuentas que cautivaron en mayor medida a estas poblaciones se encontraban las de vidrio ya que aún no se habían desarrollado localmente las técnicas necesarias para su elaboración. Ello llevó a una gran demanda local de las bellas y coloridas cuentas de vidrio ofrecidas por los europeos, tales como las cuentas millefiori o chevron venecianas y a que floreciera un gran comercio de trueque de aquéllas por mercancías tales como oro, maderas preciosas, marfil, etc. y que incluso llevó a que fuesen empleadas, tristemente, en el comercio de esclavos. La creciente demanda se mantuvo hasta bien entrado el siglo XX y relanzó centros de producción de en Europa, como Venecia, cuyas cuentas alcanzaron una enorme popularidad y que las hizo muy cotizadas.

La técnica de fabricación de cuentas “a la llama”, o más comúnmente referida como “lamp work”, es una de las principales técnicas de trabajo del vidrio. Las cuentas realizadas empleando esta técnica se fabricaban utilizando varas de vidrio que eran calentadas hasta temperaturas en torno a los 1000 ºC, mediante el uso antiguamente de lámparas alimentadas por aceite o sebo y hoy en día por sopletes, que eran enrolladas a una vara de acero cubierta de un material refractario que evitaba que el vidrio fundido se pegara al metal. Las cuentas así obtenidas podían ser decoradas posteriormente utilizando la misma técnica de lamp work mediante la aplicación en su superficie de secciones de varas de vidrio de diferentes colores para formar intrincados y multicolores patrones en una casi infinita variedad de diseños que hacía de cada cuenta un ejemplo único.

Soberbia sarta que combina una maravillosa selección de 57 antiguas cuentas islámicas de las conocidas como de ojo (eye beads). Translúcidas en una gama de azules desde el azul marino hasta el aguamarina, así como en una gama de verdes. Presentan una maravillosa pátina y atractivo desgaste debidos a siglos de contacto con la tierra que no han hecho sino aumentar su atractivo. Encontradas en Mali en la región al sur del río Níger entre Mopti y Gao.

Al referirnos a las cuentas islámicas nos adherimos a la descripción que en la revista “Ornament Magazine” hace de ellas el conocido experto mundial en la materia Robert K. Liu: “El término cuentas islámicas de época de vidrio se usa, de manera similar al de cuentas romanas de época, para clasificar grupos de ornamentos provenientes de áreas geográficas y periodos específicos, con características reconocibles tales como técnicas y motivos. En el caso de las cuentas islámicas de vidrio nos referimos como tales a las que se originaron en Oriente Medio y florecieron principalmente entre los siglos VII and XII. Sus diseños presentan una amplia mezcla de técnicas y estilos: millefiori/mosaico (incluidas cuentas planas de mosaico perforadas), con decoración a base de líneas, filigrana, estriadas, varas fundidas, segmentadas/sopladas, plegadas (una innovación islámica, Holland and Holland 2006) y aquéllas en forma de amuletos, cuentas en forma de caja con aros.” Las cuentas islámicas viajaron desde sus centros de producción en Próximo y Oriente Medio junto con la expansión del Islam al norte de África, sur de Europa (España), India y Extremo Oriente e incluso a zonas más allá de los límites de expansión del Islam como el norte de Europa. Incluso llegaron a amplias zonas del África Subsahariana tales como los antiguos reinos de Malí donde fueron extremadamente codiciadas y valoradas como símbolos de estatus y desempeñaron un importante papel en las ceremonias de la comunidad tales como ritos funerarios, de iniciación o como parte de ajuares.

Las cuentas de vidrio de “ojo” o “eye beads” tienen como característica su decoración con motivos circulares que recuerdan a ojos y que se realiza utilizando las técnicas “a la llama” (lamp work), mosaico o mediante inserciones (inset) practicadas en la superficie de la cuenta. Entre los mejores ejemplos de este tipo de cuentas se hallan las de cuentas islámicas con este motivo decorativo, principalmente en tonos azules y verdes, así como las cuentas venecianas con este motivo (skunk). La decoración puede ser un único ojo o varios distribuidos sobre la superficie de la cuenta. Los ojos pueden, a su vez, ser simples o concéntricos empleando varios tonos. En ocasiones esta decoración se combina con otras a base de trazos lineales, en zig-zag, florales, etc. Las cuentas de ojo han sido muy apreciadas durante siglos, y de hecho aún lo son, en las comunidades islámicas y africanas al considerarse poderosos amuletos contra el mal de ojo y atribuírseles importantes propiedades profilácticas y mágicas.

Conjunto de once cuentas de trueque de vidrio venecianas chevron en tonos blancos, rojos y azules, así como una en tonos verdes.

Las cuentas de trueque chevron son, sin lugar a dudas, las primeras de origen europeo que se utilizaron en el comercio en África, tan pronto como en el siglo XV. Presentan una muy característica decoración estrellada o en forma de “rosetas” que se obtiene empleando un molde con dicha forma en el que se van superponiendo diferentes capas. De esta forma se obtiene una vara que, una vez enfriada, se corta en secciones que, a su vez, se pulen de forma que se se pueden apreciar en sus extremos, y en ocasiones en su superficies, las distintas capas “estrelladas”. Las primeras que se fabricaron lo fueron en la isla veneciana de Murano por el taller Barovier. Los ejemplos más raros suelen alcanzar precios muy altos y muy frecuentemente son descritas por el número de capas que presentan.

Usamos el términos “cuentas de trueque” para referirnos a las cuentas de vidrio de fabricación europea que fueron utilizadas por los mercaderes y exploradores en el comercio africano desde el siglo XV y durante toda la expansión colonial en ese continente. La historia de las cuentas de trueque en África nos lleva al siglo XV y a la llegada a las costas occidentales de África de los primeros navegantes europeos, principalmente portugueses. Aquéllos descubrieron pronto la fascinación de las poblaciones locales por las cuentas y vieron en ello una oportunidad para el comercio. Entre las cuentas que cautivaron en mayor medida a estas poblaciones se encontraban las de vidrio ya que aún no se habían desarrollado localmente las técnicas necesarias para su elaboración. Ello llevó a una gran demanda local de las bellas y coloridas cuentas de vidrio ofrecidas por los europeos, tales como las cuentas millefiori o chevron venecianas y a que floreciera un gran comercio de trueque de aquéllas por mercancías tales como oro, maderas preciosas, marfil, etc y que incluso llevó a que fuesen empleadas, tristemente, en el comercio de esclavos. La creciente demanda se mantuvo hasta bien entrado el siglo XX y relanzó centros de producción en Europa, como Venecia, cuyas cuentas alcanzaron una enorme popularidad y que las hizo muy cotizadas.

Collar realizado con una selección de cuentas antiguas de vidrio Nila procedentes de Mali. El tamaño de éstas es algo mayor del usual y se denominan localmente “Dardig”. Las cuentas Nila son pequeñas cuentas islámicas de vidrio monocromas que pueden encontrarse en una variedad de colores que va de la gama de azules y verdes pasando por el blanco al amarillo y que se distribuyeron por amplias zonas de África Occidental. También se las denomina cuentas Indo-Pacific o Trade Winds  en referencia a los vientos alisios que durante siglos fueron empleados por los barcos mercantes que las transportaban desde sus centros de producción en el subcontinente indio. Una notable cantidad de estas pequeñas cuentas ha sido hallada en excavaciones arqueológicas en asentamientos en Mali a lo largo del río Níger en los que, junto a dichas cuentas, se han llegado a hallar también las varas de vidrio necesarias para producir localmente las cuentas a partir de ellas. La denominación Nila parece venir del término sánscrito para el color añil o índigo. 

Al referirnos a las cuentas islámicas nos adherimos a la descripción que en la revista “Ornament Magazine” hace de ellas el conocido experto mundial en la materia Robert K. Liu: “El término cuentas islámicas de época de vidrio se usa, de manera similar al de cuentas romanas de época, para clasificar grupos de ornamentos provenientes de áreas geográficas y periodos específicos, con características reconocibles tales como técnicas y motivos. En el caso de las cuentas islámicas de vidrio nos referimos como tales a las que se originaron en Oriente Medio y florecieron principalmente entre los siglos VII and XII. Sus diseños presentan una amplia mezcla de técnicas y estilos: millefiori/mosaico (incluidas cuentas planas de mosaico perforadas), con decoración a base de líneas, filigrana, estriadas, varas fundidas, segmentadas/sopladas, plegadas (una innovación islámica, Holland and Holland 2006) y aquéllas en forma de amuletos, cuentas en forma de caja con aros.” Las cuentas islámicas viajaron desde sus centros de producción en Próximo y Oriente Medio junto con la expansión del Islam al norte de África, sur de Europa (España), India y Extremo Oriente e incluso a zonas más allá de los límites de expansión del Islam como el norte de Europa. Incluso llegaron a amplias zonas del África Subsahariana tales como los antiguos reinos de Malí donde fueron extremadamente codiciadas y valoradas como símbolos de estatus y desempeñaron un importante papel en las ceremonias de la comunidad tales como ritos funerarios, de iniciación o como parte de ajuares.

Magnífico conjunto de diez cuentas de ojo islámicas de vidrio de época medieval. De vidrio traslúcido en una gama de azules que va desde el desde el azul casi negro hasta el aguamarina y realizadas mediante la técnica denominada “a la llama” (lamp work). Alguna de ellas, además de la característica decoración de “ojos” que les da el nombre presentan decoración a bandas. Presentan un muy buen estado de conservación a pesar de siglos en contacto con la tierra lo que ha producido cierta calcificación en alguna de ellas y les ha dado una maravillosa pátina. Encontradas en Mali de la región al sur del río Niger entre Mopti y Gao.

La pieza mayor tiene un diámetro de 17mm mientras que el de la más pequeña es de 12mm.

Al referirnos a las cuentas islámicas nos adherimos a la descripción que en la revista “Ornament Magazine” hace de ellas el conocido experto mundial en la materia Robert K. Liu: “El término cuentas islámicas de época de vidrio se usa, de manera similar al de cuentas romanas de época, para clasificar grupos de ornamentos provenientes de áreas geográficas y periodos específicos, con características reconocibles tales como técnicas y motivos. En el caso de las cuentas islámicas de vidrio nos referimos como tales a las que se originaron en Oriente Medio y florecieron principalmente entre los siglos VII and XII. Sus diseños presentan una amplia mezcla de técnicas y estilos: millefiori/mosaico (incluidas cuentas planas de mosaico perforadas), con decoración a base de líneas, filigrana, estriadas, varas fundidas, segmentadas/sopladas, plegadas (una innovación islámica, Holland and Holland 2006) y aquéllas en forma de amuletos, cuentas en forma de caja con aros.” Las cuentas islámicas viajaron desde sus centros de producción en Próximo y Oriente Medio junto con la expansión del Islam al norte de África, sur de Europa (España), India y Extremo Oriente e incluso a zonas más allá de los límites de expansión del Islam como el norte de Europa. Incluso llegaron a amplias zonas del África Subsahariana tales como los antiguos reinos de Malí donde fueron extremadamente codiciadas y valoradas como símbolos de estatus y desempeñaron un importante papel en las ceremonias de la comunidad tales como ritos funerarios, de iniciación o como parte de ajuares.

Las cuentas de vidrio de “ojo” o “eye beads” tienen como característica su decoración con motivos circulares que recuerdan a ojos y que se realiza utilizando las técnicas “a la llama” (lamp work), mosaico o mediante inserciones (inset) practicadas en la superficie de la cuenta. Entre los mejores ejemplos de este tipo de cuentas se hallan las de cuentas islámicas con este motivo decorativo, principalmente en tonos azules y verdes, así como las cuentas venecianas con este motivo (skunk). La decoración puede ser un único ojo o varios distribuidos sobre la superficie de la cuenta. Los ojos pueden, a su vez, ser simples o concéntricos empleando varios tonos. En ocasiones esta decoración se combina con otras a base de trazos lineales, en zig-zag, florales, etc. Las cuentas de ojo han sido muy apreciadas durante siglos, y de hecho aún lo son, en las comunidades islámicas y africanas al considerarse poderosos amuletos contra el mal de ojo y atribuírseles importantes propiedades profilácticas y mágicas.

Bonita selección de seis cuentas de trueque venecianas fabricadas en la primera mitad del siglo XIX mediante la técnica denominada “a la llama” (lamp work). Su decoración floral, que les da el nombre, se distribuye en una atractiva combinación de colores (blanco-lattimo, amarillo y rosa) sobre un cuerpo de vidrio negro opaco. Atractiva pátina.

Medidas aproximadas (cuenta más grande): largo 12mm, diámetro: 12mm.

Las cuentas de trueque venecianas fiorate o fiorà son cuentas de vidrio, usualmente redondas u ovales, cuya principal característica es la atractiva y colorida decoración floral que presentan y que fueron utilizadas durante siglos en el comercio de trueque en África. Elaboradas principalmente empleando la técnica “a la llama” (lamp work) muestran una exuberante decoración donde los colores se superponen para formar atractivos y multicolores motivos decorativos florales y vegetales que se distribuyen sobre la superficie de la cuenta en forma de pluma (feather), de lazadas que recuerdan pajarotas (bow tie), ramilletes, puntos (dotted) en espiral (entre ellas, las famosas Lewis & Clark en referencia a los dos exploradores que las utilizaron por primera vez en el comercio con las tribus locales en su expedición que, en los primeros años del siglo XIX les llevó de la costa este a la oeste de los Estados Unidos), decoración lineal, de filigrana, etc. Fueron producidas principalmente a desde principios del siglo XIX.

Usamos el términos “cuentas de trueque” para referirnos a las cuentas de vidrio de fabricación europea que fueron utilizadas por los mercaderes y exploradores en el comercio africano desde el siglo XV y durante toda la expansión colonial en ese continente.

La historia de las cuentas de trueque en África nos lleva al siglo XV y a la llegada a las costas occidentales de África de los primeros navegantes europeos, principalmente portugueses. Aquéllos descubrieron pronto la fascinación de las poblaciones locales por las cuentas y vieron en ello una oportunidad para el comercio. Entre las cuentas que cautivaron en mayor medida a estas poblaciones se encontraban las de vidrio ya que aún no se habían desarrollado localmente las técnicas necesarias para su elaboración. Ello llevó a una gran demanda local de las bellas y coloridas cuentas de vidrio ofrecidas por los europeos, tales como las cuentas millefiori o chevron venecianas y a que floreciera un gran comercio de trueque de aquéllas por mercancías tales como oro, maderas preciosas, marfil, etc y que incluso llevó a que fuesen empleadas, tristemente, en el comercio de esclavos. La creciente demanda se mantuvo hasta bien entrado el siglo XX y relanzó centros de producción de en Europa, como Venecia, cuyas cuentas alcanzaron una enorme popularidad y que las hizo muy cotizadas.

¡Funky!. Esta es la primera palabra que se nos viene a la cabeza al contemplar este conjunto de cinco cuentas de trueque venecianas fabricadas en la primera mitad del siglo XIX. Su multicolor decoración floral distribuida sobre un cuerpo de vidrio negro opaco hace fácil entender la fascinación que despertaron allí donde se comercializaron, a la vez que constituyen un testimonio de la imaginación de los artesanos que las elaboraron. La cuenta central presenta, además, una banda central en aventurine, con sus característicos tonos caramelo y reflejos metálicos.

Medidas aproximadas (cuenta central): 12mm x12mm.

Denominamos cuentas de trueque africanas a las cuentas de vidrio de fabricación principalmente europea que se emplearon para el comercio con África durante la época colonial.

La historia de las cuentas de trueque africanas se remonta al siglo XV de nuestra era con la llegada de los primeros europeos, principalmente navegantes portugueses, a las costas del oeste de África. Estos viajeros europeos descubrieron muy pronto lo mucho que las poblaciones locales con las que entablaban contacto se sentían atraídas por las cuentas y vieron pronto en ello una oportunidad para el comercio. Entre las cuentas que cautivaron en mayor medida a la población local se encontraban las de vidrio dado que aún no se habían desarrollado localmente las técnicas necesarias para su elaboración. Ello hizo que la demanda de la población africana por las preciosas y coloridas cuentas de vidrio que los comerciantes europeos les ofrecían, tales como cuentas millefiori o chevron, provenientes en su mayoría de Italia (Venecia) y del norte de Europa (Bohemia, Holanda, etc.) fuera enorme y que surgiera un importante comercio de trueque de aquéllas por mercancías que o bien no existían en Europa o eran enormemente escasas tales como oro, maderas preciosas, marfil, etc. Esta creciente demanda se mantuvo hasta entrado el siglo XX y tuvo el efecto de relanzar centros de producción de vidrio en Europa, como es el caso de Venecia, cuyas cuentas alcanzaron unas enormes cotas de popularidad. 

Pasta vítrea de color marrón rojizo o chocolate con un cautivador efecto metalizado empleado en ocasiones en la decoración de cuentas europeas de trueque. Su descubrimiento se produjo, aparentemente por accidente, en la primera mitad del siglo XVII. 

Conjunto de siete soberbias cuentas de trueque venecianas de la primera mitad del siglo XIX fabricadas empleando la técnica denominada “a la llama” (lamp work). El nombre les viene de su decoración que, empleando una cautivadora combinación de colores y motivos, nos traen a la cabeza flores y elementos vegetales que bien pudo encontrar Alicia en su visita al País de las Maravillas. El cuerpo central de las cuentas es de un bonito color verde oscuro.

Medidas aproximadas (cuenta más grande): 12mm x 14 mm.

Las cuentas de trueque venecianas fiorate o fiorà son cuentas de vidrio, usualmente redondas u ovales, cuya principal característica es la atractiva y colorida decoración floral que presentan y que fueron utilizadas durante siglos en el comercio de trueque en África. Elaboradas principalmente empleando la técnica “a la llama” (lamp work) muestran una exuberante decoración donde los colores se superponen para formar atractivos y multicolores motivos decorativos florales y vegetales que se distribuyen sobre la superficie de la cuenta en forma de pluma (feather), de lazadas que recuerdan pajarotas (bow tie), ramilletes, puntos (dotted) en espiral (entre ellas, las famosas Lewis & Clark en referencia a los dos exploradores que las utilizaron por primera vez en el comercio con las tribus locales en su expedición que, en los primeros años del siglo XIX les llevó de la costa este a la oeste de los Estados Unidos), decoración lineal, de filigrana, etc. Fueron producidas principalmente a desde principios del siglo XIX.

Usamos el términos “cuentas de trueque” para referirnos a las cuentas de vidrio de fabricación europea que fueron utilizadas por los mercaderes y exploradores en el comercio africano desde el siglo XV y durante toda la expansión colonial en ese continente.

La historia de las cuentas de trueque en África nos lleva al siglo XV y a la llegada a las costas occidentales de África de los primeros navegantes europeos, principalmente portugueses. Aquéllos descubrieron pronto la fascinación de las poblaciones locales por las cuentas y vieron en ello una oportunidad para el comercio. Entre las cuentas que cautivaron en mayor medida a estas poblaciones se encontraban las de vidrio ya que aún no se habían desarrollado localmente las técnicas necesarias para su elaboración. Ello llevó a una gran demanda local de las bellas y coloridas cuentas de vidrio ofrecidas por los europeos, tales como las cuentas millefiori o chevron venecianas y a que floreciera un gran comercio de trueque de aquéllas por mercancías tales como oro, maderas preciosas, marfil, etc y que incluso llevó a que fuesen empleadas, tristemente, en el comercio de esclavos. La creciente demanda se mantuvo hasta bien entrado el siglo XX y relanzó centros de producción de en Europa, como Venecia, cuyas cuentas alcanzaron una enorme popularidad y que las hizo muy cotizadas.

Simplemente fascinantes. Así son estas siete cuentas de trueque venecianas de la primera mitad del siglo XIX mediante la técnica denominada “a la llama” (lamp work). Su decoración floral, que les da el nombre, se distribuye en una cautivadora combinación de alegres colores sobre un cuerpo de vidrio rojo translúcido que permite adivinar un cuerpo central blanco (white heart).

Medidas aproximadas (cuenta central): largo: 11mm, diámetro: 13mm.

Las cuentas de trueque venecianas fiorate o fiorà son cuentas de vidrio, usualmente redondas u ovales, cuya principal característica es la atractiva y colorida decoración floral que presentan y que fueron utilizadas durante siglos en el comercio de trueque en África. Elaboradas principalmente empleando la técnica “a la llama” (lamp work) muestran una exuberante decoración donde los colores se superponen para formar atractivos y multicolores motivos decorativos florales y vegetales que se distribuyen sobre la superficie de la cuenta en forma de pluma (feather), de lazadas que recuerdan pajaritas (bow tie), ramilletes, puntos (dotted) en espiral (entre ellas, las famosas Lewis & Clark en referencia a los dos exploradores que las utilizaron por primera vez en el comercio con las tribus locales en su expedición que, en los primeros años del siglo XIX les llevó de la costa este a la oeste de los Estados Unidos), decoración lineal, de filigrana, etc. Fueron producidas principalmente desde principios del siglo XIX.

Usamos el términos “cuentas de trueque” para referirnos a las cuentas de vidrio de fabricación europea que fueron utilizadas por los mercaderes y exploradores en el comercio africano desde el siglo XV y durante toda la expansión colonial en ese continente.

La historia de las cuentas de trueque en África nos lleva al siglo XV y a la llegada a las costas occidentales de África de los primeros navegantes europeos, principalmente portugueses. Aquéllos descubrieron pronto la fascinación de las poblaciones locales por las cuentas y vieron en ello una oportunidad para el comercio. Entre las cuentas que cautivaron en mayor medida a estas poblaciones se encontraban las de vidrio ya que aún no se habían desarrollado localmente las técnicas necesarias para su elaboración. Ello llevó a una gran demanda local de las bellas y coloridas cuentas de vidrio ofrecidas por los europeos, tales como las cuentas millefiori o chevron venecianas y a que floreciera un gran comercio de trueque de aquéllas por mercancías tales como oro, maderas preciosas, marfil, etc y que incluso llevó a que fuesen empleadas, tristemente, en el comercio de esclavos. La creciente demanda se mantuvo hasta bien entrado el siglo XX y relanzó centros de producción en Europa, como Venecia, cuyas cuentas alcanzaron una enorme popularidad y que las hizo muy cotizadas.

Maravilloso conjunto de treinta y cinco antiguas cuentas de trueque venecianas de vidrio fabricadas a principios del siglo XIX. Por su decoración a base de lineas blancas onduladas sobre cuerpo negro se las refiere, con frecuencia, como cuentas “rattlesnake” al recordar al característico sonajero de las serpientes de cascabel. Por su forma achatada se denominan también cuentas de rueda. Este tipo de cuentas son muy raras de encontrar, en especial las dos que muestras una soberbia franja amarilla con una línea roja más estrecha central. Tamaño de la cuenta más grande: largo 11mm, diámetro 14mm.

Usamos el términos “cuentas de trueque” para referirnos a las cuentas de vidrio de fabricación europea que fueron utilizadas por los mercaderes y exploradores en el comercio africano desde el siglo XV y durante toda la expansión colonial en ese continente. La historia de las cuentas de trueque en África nos lleva al siglo XV y a la llegada a las costas occidentales de África de los primeros navegantes europeos, principalmente portugueses. Aquéllos descubrieron pronto la fascinación de las poblaciones locales por las cuentas y vieron en ello una oportunidad para el comercio. Entre las cuentas que cautivaron en mayor medida a estas poblaciones se encontraban las de vidrio ya que aún no se habían desarrollado localmente las técnicas necesarias para su elaboración. Ello llevó a una gran demanda local de las bellas y coloridas cuentas de vidrio ofrecidas por los europeos, tales como las cuentas millefiori o chevron venecianas y a que floreciera un gran comercio de trueque de aquéllas por mercancías tales como oro, maderas preciosas, marfil, etc. y que incluso llevó a que fuesen empleadas, tristemente, en el comercio de esclavos. La creciente demanda se mantuvo hasta bien entrado el siglo XX y relanzó centros de producción de en Europa, como Venecia, cuyas cuentas alcanzaron una enorme popularidad y que las hizo muy cotizadas.

La técnica de fabricación de cuentas “a la llama”, o más comúnmente referida como “lamp work”, es una de las principales técnicas de trabajo del vidrio. Las cuentas realizadas empleando esta técnica se fabricaban utilizando varas de vidrio que eran calentadas hasta temperaturas en torno a los 1000 ºC, mediante el uso antiguamente de lámparas alimentadas por aceite o sebo y hoy en día por sopletes, que eran enrolladas a una vara de acero cubierta de un material refractario que evitaba que el vidrio fundido se pegara al metal. Las cuentas así obtenidas podían ser decoradas posteriormente utilizando la misma técnica de lamp work mediante la aplicación en su superficie de secciones de varas de vidrio de diferentes colores para formar intrincados y multicolores patrones en una casi infinita variedad de diseños que hacía de cada cuenta un ejemplo único.

Maravillosa variedad de 11 cuentas-amuleto o -telsum- etíopes de aleación de plata antiguos. Todos ellos con una maravillosa pátina y muy, muy originales.  Formando parte de collares protegían a su portador contra el mal ojo y otras influencias malignas. Diferentes tamaños.

Tres cuentas-amuleto o -telsum- etíopes de aleación de plata antiguos. Con una maravillosa pátina y muy, muy originales. Formando parte de collares protegían a su portador contra el mal ojo y otras influencias malignas. Estos concretamente protegen del mal de ojo y atraen la fuerza de la luna.

Precioso collar antiguo marroquí procedente de la región del Rif compuesto de cuentas de coral, seis de vidrio rojo, cuentas verdes de vidrio y un pequeño colgante realizado con una antigua moneda de plata. Sencillo, elegante, y muy ponible.

Par de pendientes de cuentas de plata y coral antiguas procedente de Afganistan que recuerda, en su diseño, a modelos uzbekos y tajikos. Muy originales.

Preciosa tobillera antigua de plata procedente del grupo nómada de origen pastún de los kuchi, que habitan amplias áreas de Afganistán y Pakistán. Presenta una maravillosa decoración grabada y punzonada, así como una serie de colgantes rematados en cascabeles que hacen un atractivo sonido al andar. Modelos parecidos pueden encontrarse en Yemen si bien no suelen incluir motivos florales. Fantástica pátina. Tamaño extragrande.

Magnífico brazalete antiguo de plata de la etnia kuchi, procedente de afganistan. Presenta un magnífico y atractivo trabajo de cincelado y repujado. Posiblemente tuviera una función no sólo ornamental sino, también, de defensa. Magnífica pátina. Los kuchis, de la palabra persa -koch- que significa migración, son nómadas afganos de etnia pashtún distribuidos en diferentes tribus en áreas de Afganistán y, en menor medida, en Pakistán. Su joyería, comúnmente muy alegre, es muy propular entre los practicantes de danzas tradicionales orientales y de danza del vientre. Primera mitad del siglo XX.

Bonito rosario "tisbeh" mauritano. Se compone de antiguas cuentas negras de ébano (algunas con filigrana de plata), cuentas de aluminio, cuentas vaselina, ágata de diferentes colores y tamaños y tres cuentas de ámbar auténtico.. La pieza está asimismo decorada con tres borlones de hilos de algodón. Otros nombres: "tasbih", "sebha", "subhan", "mishata".

Precioso brazalete antiguo de plata del grupo turcomano de los Tekke. La tribu Tekke es una de las cinco principales tribus turcomanas que habitan Turkmenistán y otros países vecinos como Afganistán. Decorado con cornalinas y una muy característica decoración grabada. Presenta restos de dorado al fuego y una maravillosa pátina. Un brazalete lleno de carácter. Rígido, por lo que cede poco en talla.

Precioso brazalete antiguo turcomano de plata del grupo de los ersari. Los ersari son una de las cinco tribus principales de Turkmenistán junto a, por ejemplo, los Tekke. El brazalete presenta una preciosa decoración grabada y una fantástica pátina. Es bastante rígido por lo que cede poco en talla.

Fantástica sarta de sesenta y cinco antiguas cuentas de trueque africanas de vidrio en una atractiva gama de colores. 

Las cuentas han sido objeto de fascinación desde hace miles de años en todo el mundo. Desde las más simples elaboradas con arcilla, hueso, semillas o cuerno, pasando por las hechas con metal, ámbar o vidrio hasta las más lujosas que emplean metales o piedras preciosas y donde, en ocasiones, los resultados son verdaderas obras de arte. Fenicia, India, China, Roma, Tíbet, Mali, Egipto, Oriente Medio, Venecia, Mauritania, Persia, Sudamérica ….Y África no es una excepción. Durante cientos de años las cuentas fueron utilizadas en África no sólo como meros elementos de adorno o estatus sino que, en muchos casos, sirvieron como monedas de cambio para la más diversas mercancías (oro, marfil, maderas exóticas, etc.). El continente europeo surtió durante mucho tiempo el continente de cuentas realizadas en Murano, en Bohemia, en Alemania, etc y que se unieron a las producidas localmente y las llegadas de otras partes del mundo. Todas estas cuentas, su impresionante variedad de diseños, formas, calidades, colores, materiales, técnicas y orígenes han conformado, y siguen conformando aún hoy, un mundo fascinante donde no sólo nos cautiva lo que vemos sino toda la historia que hay detrás.

Las cuentas han sido objeto de fascinación desde hace miles de años en todo el mundo. Desde las más simples elaboradas con arcilla, hueso, semillas o cuerno, pasando por las hechas con metal, ámbar o vidrio hasta las más lujosas que emplean metales o piedras preciosas y donde, en ocasiones, los resultados son verdaderas obras de arte. Fenicia, India, China, Roma, Tíbet, Mali, Egipto, Oriente Medio, Venecia, Mauritania, Persia, Sudamérica ….Y África no es una excepción. Durante cientos de años las cuentas fueron utilizadas en África no sólo como meros elementos de adorno o estatus sino que, en muchos casos, sirvieron como monedas de cambio para la más diversas mercancías (oro, marfil, maderas exóticas, etc.). El continente europeo surtió durante mucho tiempo el continente de cuentas realizadas en Murano, en Bohemia, en Alemania, etc y que se unieron a las producidas localmente y las llegadas de otras partes del mundo. Todas estas cuentas, su impresionante variedad de diseños, formas, calidades, colores, materiales, técnicas y orígenes han conformado, y siguen conformando aún hoy, un mundo fascinante que donde no sólo nos cautiva lo que vemos sino toda la historia que hay detrás.

En este caso estamos ante una sarta que combina 59 cuentas de trueque africanas antiguas de vidrio de origen europeo, muy probablemente venecianas, conocidas como “black and white skunk”.

Soberbio collar bereber maroquí o mauritano realizado con una maravillosa combinación de antiguas conchas talladas. Preciosa pátina y muy, muy original.

Maravillosa colección de cuentas “vaselina” de vidrio de Bohemia procedentes de Mali.

Desde las más simples elaboradas con arcilla, hueso, semillas o cuerno, pasando por las hechas con metal, ámbar o vidrio hasta las más lujosas que emplean metales o piedras preciosas y donde, en ocasiones, los resultados son verdaderas obras de arte. Fenicia, India, China, Roma, Tíbet, Mali, Egipto, Oriente Medio, Venecia, Mauritania, Persia, Sudamérica ….Y África no es una excepción. Durante cientos de años las cuentas fueron utilizadas en África no sólo como meros elementos de adorno o estatus sino que, en muchos casos, sirvieron como monedas de cambio para la más diversas mercancías (oro, marfil, maderas exóticas, etc.). El continente europeo surtió durante mucho tiempo el continente de cuentas realizadas en Murano, en Bohemia, en Alemania, etc y que se unieron a las producidas localmente y las llegadas de otras partes del mundo. Todas estas cuentas, su impresionante variedad de diseños, formas, calidades, colores, materiales, técnicas y orígenes han conformado, y siguen conformando aún hoy, un mundo fascinante donde no sólo nos cautiva lo que vemos sino toda la historia que hay detrás.

Original juego de colgantes o borlas antiguo de metal pastún o turcomano procedente de Afganistán. Probablemente formaba parte de la ornamentación de un tocado o de alguna vestimenta. También podría haber sido utilizado como parte del enjaezado tradicional de alguna cabalgadura. Las borlas están formadas por cúpulas de metal rabajadas de las que cuelgan flecos rematados por minúsculas cuentas de color azul.  Una pieza tribal de gran belleza.

Bonita sarta de diferentes cuentas antiguas de vidrio de Murano, entre ellas, las denominadas millefiori (lit. mil flores) o mosaico. Las cuentas de vidrio europeas fueron extremadamente populares en África. Se utilizaban como moneda de cambio en operaciones de trueque por una gran cantidad de bienes desde marfil, aceite de palma a oro. La cuentas de vidrio venecianas se encontraban entre las más renombradas tanto por la maestría en su fabricación como por la casi infinita combinación de colores y diseños. A finales del siglo XV gran parte de la fabricación de cuentas se trasladó a la isla veneciana de Murano en la que se recuperaron antiguas técnicas que permitieron aumentar la producción. Estas cuentas en particular presentan bonitos colores y una gran gama de diseños. Algunas cuentas presentan desconchones y desgaste acordes con su edad. Una atractiva combinación de cuentas. 

Bonita sarta de diferentes cuentas antiguas de vidrio de Murano, entre ellas, las denominadas millefiori (lit. mil flores), mosaico o chevron. Las cuentas de vidrio europeas fueron extremadamente populares en África. Se utilizaban como moneda de cambio en operaciones de trueque por una gran cantidad de bienes desde marfil, aceite de palma a oro. La cuentas de vidrio venecianas se encontraban entre las más renombradas tanto por la maestría en su fabricación como por la casi infinita combinación de colores y diseños. A finales del siglo XV gran parte de la fabricación de cuentas se trasladó a la isla veneciana de Murano en la que se recuperaron antiguas técnicas que permitieron aumentar la producción. Estas cuentas en particular presentan bonitos colores y una gran gama de diseños. Algunas cuentas presentan desconchones y desgaste acordes con su edad. Una atractiva combinación de cuentas. 

Sarta de maravillosas antiguas cuentas africanas de trueque de vidrio de distintos orígenes: Camerún, Costa de Marfil, Ghana, Mali y europea, entre otras. Una fantástica y colorida combinación de formas, colores y motivos decorativos de una belleza y originalidad indudables (millefiori, con motivos de plumas, etc.).

Las cuentas han sido objeto de fascinación desde hace miles de años en todo el mundo. Desde las más simples elaboradas con arcilla, hueso, semillas o cuerno, pasando por las hechas con metal, ámbar o vidrio hasta las más lujosas que emplean metales o piedras preciosas y donde, en ocasiones, los resultados son verdaderas obras de arte. Fenicia, India, China, Roma, Tíbet, Mali, Egipto, Oriente Medio, Venecia, Mauritania, Persia, Sudamérica ….Y África no es una excepción. Durante cientos de años las cuentas fueron utilizadas en África no sólo como meros elementos de adorno o estatus sino que, en muchos casos, sirvieron como monedas de cambio para la más diversas mercancías (oro, marfil, maderas exóticas, etc.). El continente europeo surtió durante mucho tiempo el continente de cuentas realizadas en Murano, en Bohemia, en Alemania, etc y que se unieron a las producidas localmente y las llegadas de otras partes del mundo. Todas estas cuentas, su impresionante variedad de diseños, formas, calidades, colores, materiales, técnicas y orígenes han conformado, y siguen conformando aún hoy, un mundo fascinante donde no sólo nos cautiva lo que vemos sino toda la historia que hay detrás.

Sarta de preciosas antiguas cuentas africanas de trueque de vidrio de distintos orígenes: Camerún, Costa de Marfil, Ghana, Mali y europea, entre otras. Una fantástica y colorida combinación de formas, colores y motivos decorativos de una belleza y originalidad indudables (chevron, skunk, con motivos de plumas, etc.).

Las cuentas han sido objeto de fascinación desde hace miles de años en todo el mundo. Desde las más simples elaboradas con arcilla, hueso, semillas o cuerno, pasando por las hechas con metal, ámbar o vidrio hasta las más lujosas que emplean metales o piedras preciosas y donde, en ocasiones, los resultados son verdaderas obras de arte. Fenicia, India, China, Roma, Tíbet, Mali, Egipto, Oriente Medio, Venecia, Mauritania, Persia, Sudamérica ….Y África no es una excepción. Durante cientos de años las cuentas fueron utilizadas en África no sólo como meros elementos de adorno o estatus sino que, en muchos casos, sirvieron como monedas de cambio para la más diversas mercancías (oro, marfil, maderas exóticas, etc.). El continente europeo surtió durante mucho tiempo el continente de cuentas realizadas en Murano, en Bohemia, en Alemania, etc y que se unieron a las producidas localmente y las llegadas de otras partes del mundo. Todas estas cuentas, su impresionante variedad de diseños, formas, calidades, colores, materiales, técnicas y orígenes han conformado, y siguen conformando aún hoy, un mundo fascinante donde no sólo nos cautiva lo que vemos sino toda la historia que hay detrás.

Probablemente las cuentas de vidrio chevron sean las más populares entre las cuentas utilizadas desde hace siglos en operaciones de trueque en el continente africano. Por su característico diseño, por su belleza, por sus sutiles variedades y por los astronómicos precios que alcanzan sus ejemplos más antiguos. La primera de la que se tiene constancia es de alrededor de finales del siglo XV o principios del siglo XVI y fue realizada en Venecia. Se realizan mediante la superposición de distintas capas de vidrio que se soplan repetidamente dentro de un tubo acanalado para formar su inconfundible diseño.

Las cuentas han sido objeto de fascinación desde hace miles de años en todo el mundo. Desde las más simples elaboradas con arcilla, hueso, semillas o cuerno, pasando por las hechas con metal, ámbar o vidrio hasta las más lujosas que emplean metales o piedras preciosas y donde, en ocasiones, los resultados son verdaderas obras de arte. Fenicia, India, China, Roma, Tíbet, Mali, Egipto, Oriente Medio, Venecia, Mauritania, Persia, Sudamérica ….Y África no es una excepción. Durante cientos de años las cuentas fueron utilizadas en África no sólo como meros elementos de adorno o estatus sino que, en muchos casos, sirvieron como monedas de cambio para la más diversas mercancías (oro, marfil, maderas exóticas, etc.). El continente europeo surtió durante mucho tiempo el continente de cuentas realizadas en Murano, en Bohemia, en Alemania, etc y que se unieron a las producidas localmente y las llegadas de otras partes del mundo. Todas estas cuentas, su impresionante variedad de diseños, formas, calidades, colores, materiales, técnicas y orígenes han conformado, y siguen conformando aún hoy, un mundo fascinante donde no sólo nos cautiva lo que vemos sino toda la historia que hay detrás.